La ampliación del Canal de Panamá, prevista para el 2016, atraerá más
flujos de mercancías hacia Europa, lo que debe aprovechar España para
revisar su política ferroviaria y portuaria.
La Comisión Europea quiere impulsar una Red Transeuropea de Transporte (RTE-T) limpia y eficiente, mediante la cofinanciación de proyectos en varias áreas prioritarias para revitalizar el ferrocarril, descongestionar la carretera, contribuir al buen funcionamiento del mercado internacional y reforzar la cohesión económica y social. Uno de sus objetivos es desarrollar corredores ferroviarios para fomentar la intermodalidad de los diferentes modos del transporte, principalmente interconectando el mayor número posible de puertos y los centros logísticos de su zona de influencia, para aumentando sus posibilidades de negocio y desarrollar un transporte sostenible.
La Comisión Europea quiere impulsar una Red Transeuropea de Transporte (RTE-T) limpia y eficiente, mediante la cofinanciación de proyectos en varias áreas prioritarias para revitalizar el ferrocarril, descongestionar la carretera, contribuir al buen funcionamiento del mercado internacional y reforzar la cohesión económica y social. Uno de sus objetivos es desarrollar corredores ferroviarios para fomentar la intermodalidad de los diferentes modos del transporte, principalmente interconectando el mayor número posible de puertos y los centros logísticos de su zona de influencia, para aumentando sus posibilidades de negocio y desarrollar un transporte sostenible.
El Arco
Atlántico es la puerta de entrada occidental de Europa, donde se cruzan
intercambios transatlánticos y tráficos entre el Mar del Norte y el
Mediterráneo y que contribuye con alrededor de 2 billones de euros al PIB de la
Unión Europea, lo que da una idea de la magnitud económica y de la importancia que
tiene esta área geoestratégica. El anterior Gobierno socialista propuso cinco corredores
ferroviarios de mercancías que potencian, una vez más, el centralismo y el Eje
Mediterráneo. Los trazados que presentó a la UE marginan a Galicia, pues el
denominado Corredor Atlántico discurre por Salamanca-Valladolid-Burgos y es paralelo
y muy cercano al corredor central, aportando muy poco a la vertebración
peninsular. No solo relegó todas las conexiones con Portugal a través del
centro (en vez de unir también Portugal y el sur de Francia por la Cornisa
Cantábrica), sino que se olvidó de las políticas de productividad, actividad
económica y empleo, al dejar fuera muchos de los puertos atlánticos. Es decir,
anuló la potencialidad de Galicia como plataforma portuaria y logística,
cometiendo errores garrafales tal como dejar fuera de los proyectos
prioritarios (nodales) a Vigo, el mayor puerto pesquero de Europa.. El daño ya
está hecho y es enorme, no solo porque ha hecho una malísima propuesta sino
porque la Comisión Europea se niega a realizar modificaciones. La decisión no
es final, porque falta todavía la opinión vinculante de la Eurocámara.
En 1999 diseñé el ATLAS como un
corredor ferroviario intermodal, transversal y verde, en línea con las
redes transeuropeas,
que favorecía el transporte integrado y sostenible para el desarrollo
comercial
y económico de la fachada atlántica. En su momento fue respaldado por
los
empresarios gallegos y de toda la Cornisa Cantábrica y es una mejor
solución y
más económica que enviar las mercancías por Palencia. El ATLAS une
Lisboa- Aveiro- Oporto- Vigo- Pontevedra- Marín- Vilagarcía- Santiago- A
Coruña- Ferrol- San Cibrao- Avilés- Gijón- Santander- Bilbao- San
Sebastián- Irún. En
2004 surgió el FERRMED en
un momento en que las rutas marítimas recalaban en los puertos mediterráneos,
pero la crisis mundial, la bajada del barril de petróleo, los mayores costes
del Canal de Suez y la piratería del cuerno de África, han redibujado dichas
rutas. Las navieras ahora utilizan la ruta del Cabo de Buena Esperanza y por la
fachada atlántica alcanzar los mercados norte-europeos.
El Gobierno actual está rediseñando
los corredores tanto para adaptarlos a los recursos existentes como para hacer
propuestas más adecuadas a la UE, incluyendo nuevas infraestructuras que habían
sido descartadas por el exministro socialista José Blanco, a pesar de ser
gallego. Es de esperar que el Parlamento Europeo reconozca la importancia de la
fachada atlántica en el nuevo mapa europeo de infraestructuras, incluyendo el
ATLAS como proyecto prioritario de la red transeuropea de transportes, porque además
de unir los principales puertos y ciudades del Arco Atlántico peninsular contribuye
al reequilibrio territorial, es más económico que el propuesto por el Gobierno
en 2011 y mejora de manera significativa la movilidad de bienes y personas
entre España y Portugal. El trazado Ferrol-Lisboa ya está construido en ancho
internacional, aunque habría que acometer ciertas mejoras, y el Ferrol-Irún es
de vía estrecha, por lo que habrá que convertirlo a internacional y modificar
aquellos radios de curvatura que son inadecuados. Al respecto, la propia
ministra de Fomento manifestó: "El Gobierno de España no puede compartir
la propuesta actual de la Comisión porque con ella no se asegura el acceso
equilibrado de todas las regiones al espacio europeo al quedar excluidos algunos
itinerarios y algunos nodos que para España son fundamentales y
vertebradores".
El objetivo del nuevo Gobierno es arduo pues tiene que convencer
a la Unión Europea de que es una cuestión de justicia, porque los demás
miembros de la UE han presentado propuestas razonables pero la del exministro
gallego José Blanco, por el contrario, está poco estudiada y contiene errores
clamorosos. Esta es una gran oportunidad para nuestra tierra y para España. Esperemos
que el Gobierno la defienda con ahínco en Europa y pueda recuperar este
proyecto que fue excluido de manera injustificada. Galicia debe potenciarse
como la puerta occidental de Europa mediante un auténtico Corredor Atlántico
Ferroviario, tanto para aprovechar los flujos marítimos actuales como los que
surjan de la ampliación del Canal de Panamá.